viernes, abril 19, 2024
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La Gallup que cuide su prestigio#SDQPeriodicodominicano TV

Por Danilo Cruz Pichardo

Una encuesta es una investigación que procura, mediante la toma de una de muestra representativa, dar a conocer la opinión de un conglomerado humano respecto a una situación, un producto o una entidad. Es una especie de radiografía o retrato del tema estudiado en el momento en que se hace el peritaje. Reitero: del momento, porque la opinión de la gente suele variar favorable o desfavorablemente.

Nadie quita prestigio a una serie de firmas encuestadoras internacionales, que han exhibido aciertos en el comportamiento de los electores en múltiples eventos regionales y universales. La Gallup se inscribe dentro de ese grupo. Y particularmente la Gallup Dominicana, que representa en nuestro país el licenciado Rafael Acevedo, se ha ganado el respeto en el ámbito político nacional por sus certezas en los resultados que ofrece en los procesos comiciales registrados en la República Dominicana en las últimas décadas.

Sin embargo, no hay necesariamente que aprobar como válido todo lo que haga la Gallup. Y un ejemplo está en la última entrega divulgada al público por esa empresa dedicada a la investigación de opinión. Los porcentajes atribuidos a tres aspirantes presidenciales resultan contradictorios respecto a otros datos hallados y publicados en la misma encuesta.

Por ejemplo: ¿Cómo es posible que el 79% de las personas consultadas consideran que las políticas económicas gubernamentales no favorecen a los dominicanos y al mismo tiempo Luis Abinader, precandidato presidencial del PRM, goce del 46% de intención de votos? Es decir, casi el 80% estima que Abinader es culpable de la tragedia económicaque vive el país, que favorece a los ricos y simultáneamente la gente desea seguir cuatro años más con el mismo gobernante. ¿Masoquismo?

Además, ¿Quién le dio poder a la Gallup para cancelar las primarias del PRM y proclamar como candidato presidencial, para la contienda del año que viene, al actual jefe de Estado? Ni la Gallup ni ninguna firma encuestadora está por encima a la Ley 33-18. Descarto que la Gallup no esté enteradade datos tan elementales y que ignore que además de Luis Abinader dentro del PRM también hay otrosaspirantes a encabezar la boleta de esa organización política, como son el ingeniero Ramón Alburquerque y el doctor Guido Gómez Mazara. Este último ha sabido aglutinar el gran disgusto reinante en la militancia de la entidad.

Con la experiencia que tiene la Gallup es para saber que tenía que investigar la preferencia interna de los perremeístas, confrontar los diferentes precandidatos y presentar los distintos escenarios, pero hubo dos que, de manera deliberada, ni siquiera los menciona. Algunos analistas estiman que fue una encomienda gubernamental, consciente de la real situación del partido.

Y es que el disgusto de los perremeístas no se limita a cuestión de empleo como creen algunos, descansa también en el carácter conservador de un hombre que pretende adueñarse de un partido de raíces liberales como es el PRM, un desprendimiento mayoritario del PRD, que surgió el 9 de septiembre de 2014, que ha sido la contraparte histórica de la derecha dominicana.

Por el simple hecho de excluir de la investigación a aspirantes presidenciales, el crédito de ese estudio se derrumba, pues se desvía del cumplimiento del rigor y el carácter científico, convirtiéndose en un instrumento de promoción de la reelección del presidente de la República. Y el señor Rafael Acevedo, humilde y conscientemente de los errores, admitió y prometió repetir la encuesta. Esperamos.

Todos los aspirantes presidenciales, de las diferentes entidades, saben con lo que cuentan, porque tienen técnicos a su servicio, los cuales, como herramienta de trabajo interno, les hacen regularmente investigaciones de opinión, que establecen fortalezas y debilidades. Y el plan de trabajo se diseña en función de los datos arrojados.

En el caso de Guido Gómez Mazara no tiene una firma, tiene dos. Y esas firmas otorgaron 36 y 37%,respectivamente, en el mes de noviembre de 2022. Y se confirmó, a raíz del Caso Calamar, implementado por el Ministerio Público, que la popularidad de Guido se disparó y compite de tú a tú con Luis Abinader en la mayoría de municipios y provincias del país. Se sabe que el voto silente del PRM favorece a Guido y que gana 90 a 10 entre los perremeístas de la diáspora.

Esa “encuesta” es tan vulgar que muchas preguntas inducen las respuestas. Y se excluyeron temas vitales prometidos en campaña por el presidente de la República, como es el caso de las tres causales. Se excluye, además, el tema de los fideicomisos públicos, anhelados por Abinader para honrar compromisos con oligarcas que procuran que el Estado les levante empresas, operaciones que Lula, López Obador y Xiomara Castro eliminaron en Brasil, México y Honduras, al considerar que se trataban de mecanismos mafiosos.

Sin embargo, cabe apuntar que las posiciones que Gallup ofrece a los tres partidos principales son reales. PRM está en primer lugar, la Fuerza del Pueblo en segundo y el PLD en tercero. En lo que falla la Gallup es en los porcentajes. Ningún partido supera el 40%, ni la distancia entre el PRM y la Fuerza del Pueblo llega a los dos dígitos en ninguna investigación real, inclusive el margen ha sido, en ocasiones, hasta de cinco puntos. Aunque las organizaciones principales suben y bajan, es lógico que el mayor beneficiario del caso Calamar es el PRM y el mayor perjudicado el PLD.

¿Cómo se hace una encuesta en un momento en que uno de los partidos mayoritarios está acorralado por la Procuraduría General de la República? Se sabe que las pruebas de corrupción pública son irrefutables, que ningún inocente devuelve dinero, pero en un momento especial, donde una de las tres organizaciones está contra la pared, no se aprovecha para hacer encuestas.

De todas maneras, indistintamente de lo que digan las encuestas, la situación del PLD luce muy desfavorable. Y por el momento no se vislumbra nada que pueda detener la salida de dirigentes, en sus diversos niveles, de ese partido político, por lo que su cúpula y su propio candidato presidencial tienen que poner los pies sobre la tierra.

Las encuestas que cumplen con los requerimientos científicos merecen crédito, pero son el retrato del momento en que se hacen. Todas las investigaciones de opinión que se hacían faltando un año y dos meses para el certamen electoral del 2020 daban al PLD como puntero. Nadie daba a Luis Abinader como presidente, porque tuvo primero que ganarle las primarias, del 6 de octubre de 2019, a Hipólito Mejía, un político chabacano pero de gran carisma. Finalmente el candidato que escogió el PRM se benefició de la división del PLD y la salida de Leonel Fernández, como se benefició también de las fracasadas elecciones municipales de febrero de 2020, que provocaron protestas nacionales, cacerolazos y levantamiento de millares de jóvenes en la Plaza de la Bandera.

Y las encuestas empezaron a favorecer al candidato opositor. La Gallup Dominicana le otorgó un 53% y obtuvo un 52.52%, que si lo redondea da el mismo porcentaje. Los resultados de esas firmas de prestigio ofertaron percepción de triunfo y consolidaron el proyecto de “cambio”.

Sin embargo, las fallidas elecciones de febrero de 2020 fue un simple ensayo de lo que se haría en la contienda comicial nacional, por lo que la Embajada Americana, enterada de todo, ejerció presión ante el Gobierno Dominicano y ante la Junta Central Electoral. En la Junta Central Electoral los jueces Roberto Saladín y Carmen Imbert Brugal no aprobarían fraude y Castaños Guzmán no tuvo otra alternativa que celebrar elecciones libres.

Esas fueron las razones y circunstancias que dieron al traste con el “cambio”, no otras, como erróneamente cree Abinader, que atribuye todo el crédito del mundo a los empresarios que invirtieron en la campaña electoral, así como en su carisma personal, factores totalmente secundarios respecto a los enumerados más arriba.

Es necesario exponer las circunstancias que se dieron previo a las elecciones de 2020, porque no es posible proyectar un evento comicial con más de un año de anticipación, sobre todo cometiendo los mismos errores del Gobierno pasado, entre los cuales está la manipulación y la desinformación mediante el uso de recursos estatales, como es el pago de una supuesta encuesta que no resiste un análisis detenido.

Las firmas de prestigio no venden encuestas días antes de las elecciones, para no exponer su crédito internacional, muy bien ganado por acertar durante décadas con sus estadísticas, pero a esta fecha hacen negocios de todos los tamaños. La Gallup que cuide su prestigio y no se quede en simple anuncio la promesa de repetir la investigación.

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